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lunes, 10 de octubre de 2016

CUANDO CULTURA Y DERECHO SE ENTREMEZCLAN


 
Creo que todos estaremos de acuerdo en que ser una persona culta no es lo mismo que saberse de carrerilla la lista de los Reyes Godos, aunque pueda ser un periodo de la Historia de España interesante. Especialmente en los tiempos actuales, en que las nuevas tecnologías nos facilitan cualquier dato en segundos.

De ahí que no podamos decir aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Pero eso no significa que no debamos tener un mínimo de cultura que nos permita afrontar la vida diaria con cierta dignidad. Y en ese mínimo de cultura, sin duda, se incluye el correcto uso del lenguaje, al que habitualmente se maltrata, precisamente por su desconocimiento.

Un ejemplo claro de esta situación lo tenemos en redes sociales donde podemos encontrar auténticas “perlas”, como esta que recoge la contestación de una señora, aspirante a fallera mayor de Valencia, a una pregunta sobre su nivel de idiomas.

 


 

La primera reacción que esta contestación produce es el estupor de algunos y la imparable transmisión del tuit por las redes sociales (se vuelve "viral", para utilizar el lenguaje propio de éstas). Eso me ocurrió a mí, al verlo en Twitter.

Y la primera explicación que me quise dar fue reconducirlo a una cuestión educativa. Si profundizamos un poco más en la pregunta y en la respuesta, podríamos llegar a la conclusión  de que la contestación de esta señora no es más que fruto de su época y, desde luego, no podemos calificarla de “soez” sin más, sino que, sin duda, tiene una explicación. Y yo mismo me la di.

A veces, este tipo de artículos se escriben no en una entrevista personal entre el periodista y el entrevistado, sino a distancia, mediante la remisión de un correo electrónico con el cuestionario correspondiente, que es contestado y devuelto por su destinatario. En un mundo como el actual, en el que el alumnado universitario no valora lo más mínimo una tilde, ¿quién nos asegura que el texto que recibió decía “inglés” y no “ingles”?

Y ante la duda que pudiera plantearse en tal caso, ¿sobre qué creen los lectores que estará más interesada la sociedad española, sobre el inglés o sobre las ingles de esta señora? En un país en el que un programa como MYHYV tuvo la semana pasada una audiencia superior al 13% casi todos los días (puede consultarse AQUI ), la respuesta está clara.

Sin embargo, cuando he profundizado en el tema, aparece el trasfondo jurídico y, probablemente, judicial. Según se publica en El Mundo, parece ser que el periodista “que ha elaborado esta información” (según indica la noticia, que puede consultarse AQUI ; obsérvese que no dice que haya hecho la entrevista) ha reconocido que se ha tratado de un error de traducción, que ella indicó “raspado”, en el sentido de “justito”, “mínimo” y que se tradujo mal.

Para rematar todo este sainete, podemos leer en la noticia de El Mundo que esa aclaración la hizo a través de la cuenta de Facebook de un humorista amigo suyo.

Desde luego, si esto es así, si se ha montado el revuelo que se ha montado con el evidente perjuicio para la imagen de esta señora, hemos pasado de una disquisición sobre el nivel cultural de nuestra sociedad a un posible pleito por responsabilidad civil contra el periodista y contra el periódico, pues resulta evidente la negligencia y el perjuicio que para la imagen de esta señora se puede haber provocado.

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